
El parlamento portugués.
En la mañana del pasado viernes 12 de mayo, por quinta vez, el parlamento de Portugal aprobó un proyecto de ley que legaliza la eutanasia. Se aprobó con una cómoda mayoría: 129 votos contra 81.
Las disposiciones del proyecto de ley de Portugal son similares a las leyes aprobadas en los Países Bajos y Bélgica en 2002. Los elegibles deben ser mayores de 18 años, deben padecer una enfermedad incurable, deben soportar un dolor “duradero” e “insoportable”, y deben ser ciudadanos o residentes legales de Portugal.
El proyecto únicamente se convertirá en ley después de que el presidente Marcelo Rebelo de Sousa lo firme, y ha comentado que lo hará. “«La Constitución obliga al presidente a promulgar una ley que él vetó, pero que ha sido ratificada por la Asamblea de la República (…) es mi deber constitucional». Rebelo ha vetado proyectos de ley similares dos veces antes y los remitió dos veces a la Corte Constitucional, que los declaró inconstitucionales.
Los partidarios del proyecto de ley lo recibieron como una victoria de la compasión y la elección. Argumentan que permitirá que las personas mueran con dignidad y sin dolor.
Los opositores prometieron seguir luchando. El Partido Social Demócrata (PSD), de centroderecha, indicó que intentará apelar la ley ante el Tribunal Constitucional, lo que solo es posible si lo solicita el 10% de los diputados.
Los diputados del Partido Comunista (PCP) votaron en contra del proyecto de ley. Su líder, Paulo Raimundo, dijo que tenía serias dudas sobre la legalización de la eutanasia. En el foro público “Más fuerza a los trabajadores” comentó que lo que el país necesita es una mejor salud pública. El PCP se ha opuesto sistemáticamente a la eutanasia. Uno de sus diputados explicó su posición en el parlamento el año pasado: «La autonomía individual es algo que debe ser respetado, pero una sociedad organizada no es una mera suma de autonomías individuales. No se puede asumir una opción legislativa sobre la vida o la muerte de las personas sin tener en cuenta las circunstancias y las consecuencias sociales de esa opción…»
El Estado portugués no puede seguir negando a muchos de sus ciudadanos la atención sanitaria que necesitan, especialmente en los momentos de mayor sufrimiento. La creación de una red de cuidados paliativos con carácter universal debe ser una prioridad absoluta. Nadie entiende la eutanasia como un sustituto de los cuidados paliativos y para la PCP hay un tema que es ineludible: un país no debe crear instrumentos jurídicos para anticipar la muerte y ayudar a morir cuando no garantiza condiciones materiales para ayudar a vivir.
La Asociación de Médicos Católicos portugueses (AMCP) estaba amargamente decepcionada por la perspectiva de la legalización. “Hoy, Portugal vive un día negro en su historia”, declaró. “Reiteramos que la eutanasia y el suicidio asistido son actos contra la Medicina misma, son actos prohibidos a los médicos, no son actos médicos”.
Desde Roma, y ante la aprobación del proyecto de ley por el parlamente portugués, el Papa Francisco dijo: «Hoy estoy muy triste. Es un paso más en la larga lista de países con eutanasia». Continuó diciendo que la eutanasia es «un pecado grave contra el carácter sagrado de la vida».