
Como nadie sabe qué hacer con los embriones congelados, lo mejor es no producirlos.
Después de que la decisión de la Corte Suprema de Alabama en un caso sobre la destrucción de embriones repercutiera en todo el mundo, los errores en las clínicas de fecundación in vitro (FIV) son noticia. Las últimas noticias provienen de Londres.
A una clínica de fertilidad se le ha suspendido la licencia de funcionamiento por lo que se describió como “preocupaciones importantes”. La Editoridad de Embriología y Fertilización Humana (HFEA), del Reino Unido ha ordenado al Centro de Fertilidad Homerton que suspenda nuevos procedimientos durante las investigaciones.
La clínica ha admitido que hubo tres incidentes distintos. Se habían producido «errores en algunos procesos de congelación» y «un pequeño número de embriones» habían muerto o eran «indetectables». En otras palabras, no se pudieron encontrar después de descongelarlos.
La clínica informó a sus clientes y se disculpó por la angustia que pudo haber causado el incidente.
Según la BBC, hasta 150 embriones pertenecientes a hasta 45 pacientes podrían haber sido destruidos o perdidos.
El mes pasado salió a la luz otro desastre en el Reino Unido. Varias mujeres se vieron afectadas por el uso de una solución de congelación defectuosa en clínicas de fertilidad de Londres y Sheffield. Es posible que se hayan destruido óvulos y embriones congelados.
La HFEA dijo que las únicas clínicas afectadas fueron la unidad de concepción asistida de Guy y St Thomas en Londres y Jessop Fertility en Sheffield. Las clínicas atribuyeron el accidente a un lote defectuoso de solución de congelación de CooperSurgical, una empresa estadounidense.
“El tratamiento de fertilidad en el Reino Unido es en general muy seguro”, dijo a los medios Rachel Cutting, de la HFEA. «Nuestro informe más reciente muestra que de los casi 100.000 ciclos de tratamiento y almacenamiento que tuvieron lugar en 2022/23, más del 99 % se llevaron a cabo sin que se produjera ningún incidente».
Valoración bioética (AGABI)
Actualmente, existe consenso científico sobre el comienzo de la vida humana: la vida comienza cuando un espermatozoide fecunda un el óvulo, dando lugar al cigoto, una célula muy especial, que sigue un proceso sin solución de continuidad para dar lugar a un ser humano. Tan humano es el cigoto como el bebé recién nacido, el niño, el joven, el adulto y el anciano: son etapas de la vida por las que todos pasamos si no morimos (o nos matan) antes. Por tanto, que los embriones congelados deben considerarse niños según la ley estatal, que es lo aprobado en Alabama, se ajusta perfectamente a la ciencia y la bioética.
Cuando un ser humano nace mediante fecundación in vitro (FIV), se fecundan varios óvulos al mismo tiempo y solo uno o dos embriones son implantados en el útero de la mujer. Los restantes se desechan si tienen anomalías o se conservan congelados en un banco de embriones.
Aunque nos hemos acostumbrado a la FIV y congelación de los embriones sobrantes, todo esto es un atentado contra la vida humana y su dignidad. Por cada ser humano que nace hay muchos que se desechan o se congelan de forma indefinida, a pesar de ser humanos y, por tanto, dignos del mayor respeto. En consecuencia, su manipulación y destrucción son éticamente inaceptables. Esto es así, aunque el 100% de los embriones congelados se hubiesen tratado y almacenado sin ningún incidente. Sin embargo, los errores cometidos en varias clínicas de reproducción asistida del Reino Unido muestran que la manipulación de embriones tiene fallos, que desembocan en una inadmisible destrucción de vidas humanas.