María Candela Temes. Omnes. Publicado en 8 de abril.
Los líderes de la “Declaración de Casablanca” se han reunido este fin de semana en Roma para seguir trabajando por la abolición universal de la maternidad subrogada. La conferencia, de dos días de duración, ha congregado en la capital italiana a políticos, representantes de organismos internacionales, académicos y exponentes del feminismo con la finalidad de hacer presente en el debate público cómo esta práctica viola la dignidad humana.
La conferencia estuvo precedida el jueves pasado por una audiencia privada del Papa Francisco con los principales organizadores del encuentro: el abogado franco-chileno Bernard García Larraín, la jurista uruguaya Sofía Maruri y la portavoz Olivia Maurel, activista franco-americana que se manifiesta contraria a esta práctica tras haber sufrido en primera persona las consecuencias psicológicas y afectivas de haber nacido por subrogación. El Romano Pontífice los alentó en el trabajo que llevan adelante y los invitó a no perder el sentido del humor.
La presencia de voces destacadas
El apoyo del Vaticano se confirmó con la presencia en el congreso de Miroslaw Wachowski, subsecretario de la Sección para los Estados y los Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, que abrió el encuentro con una apelación fuerte y clara a defender la dignidad de las mujeres y los niños.
Además de Monseñor Wachowski, se contó con la intervención de Eugenia Roccella, ministra de la Familia, la Natalidad y la Igualdad de Oportunidades de Italia; así como Velina Todorova, miembro del Comité de las Naciones Unidas para los Derechos del Niño, y Reem Alsalem, relatora especial de Naciones Unidas en la Violencia contra las Mujeres y las Niñas. En sus palabras destacaron que, si bien la subrogación en muchos países no está regulada, se debe atender a los daños que puede causar contra los derechos humanos y el riesgo de comercialización que representa.
Olivia Maurel ofreció un conmovedor y poderoso testimonio, en el que compartió su historia personal, marcada por un pasado de depresión, alcoholismo e intentos de suicidio que sólo encontraron explicación cuando descubrió sus orígenes y que había nacido de una mujer distinta a su madre mediante la práctica de la subrogación. Olivia, casada y madre de tres niños, se ha convertido en una destacada activista que reclama a los poderes políticos y organismos internacionales una acción más contundente para evitar que historias de dolor como la suya se repitan.
La Declaración de Casablanca, que trabaja por lograr un tratado internacional que prohíba la subrogación, busca apoyos transversales en todos los niveles y logró congregar en este encuentro a importantes figuras del feminismo como la sueca Kajsa Ekis Ekman, la alemana Birgit Kelle o la austríaca Eva Maria Bachinger.
¿Qué es la Declaración de Casablanca?
Tal y como destacan sus promotores, la “Declaración de Casablanca para la abolición universal de los vientres de alquiler”, que se hizo pública en Casablanca (Marruecos) el 3 de marzo de 2023, ha sido firmada por 100 expertos de 75 nacionalidades. El objetivo de este texto es comprometer a los Estados a adoptar medidas contra la maternidad subrogada en todas sus formas y modalidades, ya sea remunerada o no.
El Papa Francisco, en su discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el pasado 8 de enero, fue contundente en su rechazo a la práctica del vientre de alquiler: “Considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. Por ello, hago un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica”. Las palabras del Romano Pontífice trajeron la cuestión a la primera plana de numerosos medios de comunicación y supusieron un importante aliento para los promotores de Casablanca.