Los cuidados paliativos continúan siendo una tarea pendiente para el Gobierno de Sánchez, a pesar de ser una necesidad imperiosa para muchos ciudadanos. Según cifras del Atlas de los Cuidados Paliativos en Europa, 80.000 personas fallecen cada año en España sin atención paliativa. De hecho, nuestro país ocupa así el puesto 31 de 51 en este tipo de servicios.
Elia Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), ha comentado a El Debate en una entrevista que tienen pendiente reunirse con el gabinete de Mónica García, ministra de Sanidad para exponerle todas sus preocupaciones, así como los datos que muestran cuál es la realidad española.
–Es la presidenta de la SECPAL. ¿Qué retos tenéis?
–Actualmente, en SECPAL tenemos multitud de retos como sociedad científica para tratar de desarrollar esta disciplina de la ciencia relativamente joven y con una serie de necesidades que no están plenamente atendidas en nuestro país:
1.- El reconocimiento de la formación de los profesionales de todas las disciplinas que están implicadas en cuidados paliativos (médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, TCAES, etc.). Hemos apoyado intensamente la reivindicación del desarrollo de la especialidad de Psicología Paliativa y Psicooncología promovida desde el Consejo General de la Psicología de España (COP).
También estamos tratando de homogeneizar los indicadores de calidad en la formación tipo máster en enfermería y medicina (indicadores en formación teórica y práctica), la que actualmente existe de forma reglada en nuestro país para acreditar los conocimientos necesarios para desempeñar la actividad laboral en cuidados paliativos, a falta de una especialidad médica y en enfermería.
2.- La formación en pregrado de los estudiantes de Ciencias de la Salud. En esta línea, por ejemplo, estamos trabajando con el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) para tratar de homogeneizar la existencia de una asignatura obligatoria sobre cuidados paliativos en el Grado de Medicina, algo que actualmente es marginal en las 50 facultades del país. Ya se ha llevado a cabo una declaración conjunta con los decanos de las facultades de Madrid y se ha elevado la solicitud a la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina. Nuestra idea es continuar esa senda en el resto de disciplinas que constituyen los equipos de cuidados paliativos.
Lo que solicitamos es que se promulgue una ley nacional que garantice que no existan desigualdades territoriales.
3.- Potenciar el desarrollo del cuerpo de conocimientos de cuidados paliativos mediante la investigación.
4.- Impulsar la concienciación ciudadana y la ruptura de tabúes, cuestiones que entrarían dentro del campo de la divulgación, también es un desafío que nos atañe como sociedad científica.
5.- Otro de nuestros retos prioritarios es la plena implementación de los cuidados paliativos, para que lleguen y beneficien a todos los pacientes que los necesitan. Evidentemente, hay cuestiones, como la carencia de recursos o la falta de una legislación nacional, sobre las que solamente podemos recoger los datos que demuestren la realidad y exponer el beneficio que supondrían las mejoras, pero cuya resolución no está en nuestra mano.
–En España carecemos de una ley nacional de Cuidados Paliativos, ¿Qué denuncian desde la SECPAL?
–En esta cuestión no se trata exactamente de denunciar. Lo que solicitamos desde SECPAL es que se promulgue una ley nacional que garantice que no existan desigualdades territoriales en el acceso a una atención paliativa de calidad, porque es necesario y bueno para los ciudadanos y los profesionales. Esta solicitud viene realizándose históricamente por parte de los pioneros en cuidados paliativos en España, y aunque ha habido propuestas, no han prosperado; es algo que no se ha conseguido aún, y creemos que es muy necesario.
–Una de las responsabilidades del Ministerio de Sanidad es proteger a los pacientes (con enfermedades avanzadas o que se encuentran al final de la vida), pero miles de personas carecen de este servicio, ¿Qué le piden a Mónica García?
–En nuestro país existen terribles inequidades en cuanto a la asistencia paliativa, una prestación que queda al arbitrio de las comunidades autónomas, donde están transferidas las competencias en Sanidad. Lo deseable sería que las comunidades autónomas pudieran tener un ‘guion’ que seguir y que tratase de evitar estas diferencias, que son directamente dependientes del código postal.
–¿Qué es lo más preocupante de que se asuma con normalidad este no servicio?
–Por poner un ejemplo, a todos nos parecería un escándalo si un paciente que requiera un cateterismo por un infarto no pudiere someterse a él o si un paciente que necesite dializarse no tuviera acceso a esa prestación. Sin embargo, hay muchas personas que necesitan cuidados paliativos especializados al final de sus vidas y no los reciben. El alivio del sufrimiento ante una enfermedad incurable es un derecho legalmente reconocido, pero que, por esas cuestiones de déficit de recursos, en ocasiones puede verse comprometido.
–El Gobierno tardó poco en imponer una ley de eutanasia, pero seguimos sin cuidados paliativos… ¿Realmente ya se están garantizando cuidados paliativos integrales a todo paciente que presente una enfermedad avanzada, como comenta el departamento de Mónica García?
–Tenemos pendiente reunirnos con el gabinete de la ministra de Sanidad para exponerle nuestras preocupaciones, así como los datos que muestran cuál es la realidad española, y esperamos poder trabajar juntos para cambiar la realidad. Por ley, los cuidados paliativos están garantizados, lógicamente. Pero otra cosa muy distinta es la realidad que viven los pacientes y sus familias en nuestro país.
–Si desea añadir algo más…
–Lo único que quedaría por añadir es que este empeño por trabajar para lograr el pleno desarrollo de los cuidados paliativos es una cuestión perentoria, teniendo en cuenta que, según apuntan las estimaciones actuales, podemos estar ante un incremento significativo de pacientes con necesidades paliativas por el envejecimiento de la población, el aumento de la cronicidad, etc. que nos encuentre desprovistos de una estrategia apropiada para poder atenderles adecuadamente.